Más de uno debe tener en su memoria el recuerdo de
aquellas viejas yogurteras domésticas en las cuales nuestros padres hacían ese
rico alimento denominado yogur. Yo, por lo menos, recuerdo la máquina celeste y
blanca en la cual mi mamá ponía leche y otros ingredientes para conseguir,
luego de un par de horas, esos lácteos deliciosos. Hoy, este tipo de aparatos,
todavía existen. Marcas como Moulinex,
Brown y Ultracom ofrecen estos productos en las casas de electrodomésticos.
Lo que se obtiene de estas máquinas es algo tan
simple como el resultado de la fermentación bacteriana de la leche. Pero, el
auge de los alimentos funcionales que se adaptan tan bien a la lógica
marketinera del mercado, ha dejado atrás cualquier competencia que haya podido
existir entre el producto casero y los industrializados.
¿Cómo competir con el Activia que tiene la combinación Acti Regularis que consta de un fermento exclusivo y específico de La
Serenísima (el Bifidobacterium DN-173010) y una fibra
alimentaria? No se puede competir. Lo que este yogur tiene, no lo tiene
ninguno.
No sólo posee la exclusividad de su fermento, sino
la de ser la solución al nuevo problema femenino: la constipación. Si se creía
que las mujeres tenían problemas exclusivos que se agotaban en la depilación,
los dolores menstruales, la celulitis, las arrugas, las estrías y los
kilogramos de más, se estaba equivocado. Ha salido a la luz la nueva dificultad
que azota la feminidad posmoderna: el tránsito lento.
El yogur Activia
se identifica con el color violeta: el color de la ciruela, fruta
históricamente identificada con el buen funcionamiento intestinal. Viene en
varias presentaciones: potes individuales, botellitas bebibles y sachet; pero
la diversidad del envase no cambia el contenido milagroso.
Georgina Barbarossa viene a ser la portadora del milagro:
es la que difunde y predica los beneficios del producto. “Activia te ayuda a liberarte”, dice en las publicidades. Te libera
del malhumor, la hinchazón, la incomodidad, la pesadez. Pero no libera a
cualquiera; las mujeres que reciben el mensaje liberador de Georgina son: una
mujer en la peluquería, una cajera de supermercado, una moza de un bar. También
hace una analogía de los efectos del yogur con el proceso que hace la mujer al
hacer las compras, cocinar y sacar la basura. Las que ya comprobaron los
beneficios del producto se acercan a contarle: una mujer que la encuentra en un
kiosco de revistas y otras dos que, mientras compran ropa, le cuentan que ya no
usan la cartera para taparse la panza. Paradójicamente, un problema tan contemporáneo afecta a mujeres
representadas por estereotipos que no encarnan la realidad actual y ayuda a
fijar una imagen obsoleta del papel de la mujer en la sociedad.
El yogur Activia
te libera de lo que a partir de él parece ser un mal exclusivamente femenino,
un mal que no estaba visibilizado. El producto soluciona el problema que las
mujeres tienen con el tránsito lento y hace visible la situación escatológica
femenina: la mujer pierde hasta su condición de intimidad, invisibilidad y
privacidad en esta cuestión.
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