martes, 30 de octubre de 2012

Los Más Más


En 1997 salió al aire un programa de televisión que se llamaba “Los Más Más”.  La señal que lo emitía era el viejo Canal 9 de Alejandro Romay e iba de lunes a viernes de 17:30 a 18hs (luego su horario fue ampliado a una hora). Para quienes no lo saben, el programa consistía, básicamente, en un grupo de adolescentes que interpretaban las canciones del momento. Pero no las cantaban en serio, sino que hacían playback mientras bailaban coreografías poco elaboradas. El nombre de la emisión hacía referencia a los temas “más escuchados”.

En la actualidad asistimos al furor de los más más. Sí, el programa salió del aire en 1998, pero la lógica más está vigente como nunca.

Como dice Beatriz Sarlo en El lugar del arte, “el mercado introduce criterios cuantitativos de valoración que contradicen con frecuencia el arbitraje estético de los críticos y las opiniones de los artistas”. Hoy por hoy, lo más valorado es lo masivo, lo comercial.

Si se vende, es bueno; si se consume, tiene valor. No es casual que en las casas de música se haga un ranking con los discos más vendidos o que en las radios se mida el  share y en los programas de televisión el rating.

En otro fragmento de su ensayo, Sarlo señala que “en el mercado se hacen oír las voces que no tienen autoridad para hablar en la sociedad de los artistas: el público, cuyo saber es inespecífico, vale allí tanto como quienes poseen saberes específicos”. Pero no hay que suponer un consumo idealizado de los productos culturales: el mercado no es un nuevo paradigma de libertades múltiples en las cuales los consumidores eligen sin mediaciones.

Cuando vamos a una librería los libros más exhibidos son los best-seller, y ser best-seller es sinónimo de calidad. ¿Quién no ha escuchado la frase “este libro debe ser bueno, lo leyó todo el mundo”? Lo mismo sucede con los premios de las editoriales o los grupos de medios: novela que gana el premio Clarín, La Nación o Planeta, son dignas de leerse.  Géneros y temáticas son impuestos como una línea editorial con valor masivo-comercial: el furor de las novelas históricas no puede ser visto simplemente como una libre elección del autor; claramente, hay toda una lógica que se acomoda al mercado y que produce sus propios consumidores que, lejos de ser libres, acceden al juego de la masividad y lo aceptan.

Hasta los mismos suplementos culturales de los diarios más masivos del país, supuestamente escritos por críticos y especialistas, ranquean a los más vendidos y aprovechan a filtrar en la lista a la última novela de la editorial del grupo. Porque además, sólo son novelas, nada de cuentos, ni poesías. Parece que asistimos a una suerte de extinción de poetas y cuentistas con talento.

Lo más vendidos, los más escuchados, los más vistos: es la lógica de los Más Más. Casualmente, el programa televisivo de Canal 9 fue promocionado como una “adaptación nacional” del programa inglés Top of the Pops, que fue emitido a mediados de los 60 por la cadena BBC y que abandonó el aire en 2006. Pero la adaptación era muy lejana: en el ciclo inglés los que hacían playback eran los intérpretes originales y sólo en ocasiones aisladas (cuando el tema no estaba tan bien ranqueado), un grupo de bailarines interpretaba la canción.

"Los Más Más" reproducían canciones originales interpretadas por bailarines que hacían playback; una suerte de simulación en la cual se cumplían diferentes papeles para que el programa funcione. Es la misma simulación y adaptación que el mercado disfraza de múltiples libertades.



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